SUICIDIO Y DUELO
La definición de suicidio es “el acto de quitarse deliberadamente la propia vida”. El suicidio conlleva cualquier acción que lleve a una persona a morir, como arrojarse desde las alturas, autoinflingirse cortes o heridas en zonas del cuerpo con alta probabilidad de muerte o tomar una sobredosis de sustancias químicas o medicación, entre otras muchas.
No podemos hablar de suicidio sin hablar de la suicidología o la ciencia que estudia el comportamiento suicida además de la prevención del propio suicidio.
Según la OMS (Organización Nacional de la Salud) cada año alrededor de 800.000 personas se quitan la vida y otras muchas lo intentan. El suicidio se puede producir a cualquier edad, siendo en 2016 la segunda causa principal de defunción en el rango de edad entre los 15 y 29 años a nivel mundial.
Por tanto estamos hablando que la tasa de suicidio entre adolescentes es de las más elevadas, no tanto como la de suicidio infantil, pero aún así son datos preocupantes que conviene reducir de forma significativa con los métodos de prevención y detección adecuados.
Estamos ante un hecho que supone un grave problema de salud pública, pero el suicido se puede prevenir a través de la realización de intervenciones pertinentes, todas ellas basadas en datos fidedignos y generalmente con bajo coste. Pero para que las respuestas a nivel nacional ante el suicidio sean eficaces, se necesita de estrategias de prevención del suicidio con carácter multisectorial e integral.
Desgraciadamente, son muchos los familiares afectados por fallecimiento a través del suicidio de un familiar (hijo, padre, madre, abuelo). Es decir de cada suicidio hay un promedio de seis personas afectadas en el proceso de la pérdida.
Trabajamos desde el minuto cero junto con la familia.
Desde GIFT, realizamos intervenciones de urgencia en casos de suicidio.
EL DUELO
Si nos ceñimos a su definición, sabemos que el duelo es “el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida.” Aunque de forma convencional está orientado en la respuesta emocional de la pérdida, el duelo también tiene una dimensión física, cognitiva, filosófica y conductual vital en todo comportamiento humano.
Todos sabemos que el duelo es una fase complicada dentro de los acontecimientos emocionales que pasamos a lo largo de toda nuestra vida. El duelo familiar, suele ser uno de los duelos que más marcan a las personas y sin duda se trata de un proceso del cual a nivel emocional y psicológico cambia la visión de la persona para el resto de su vida.
Existe la posibilidad de que tras la pérdida de un ser querido, el individuo no pase por las fases del duelo de forma “habitual” hasta la aceptación de la pérdida. En este caso hablamos de duelo complicado o patológico, que puede desencadenar en conductas suicidas, síntomas psicóticos, duelo muy intenso y prolongado o ausencia y retraso del mismo.
Los factores de riesgo que podrían llevar a padecer un duelo patológico son:
- Pérdida inesperada o repentina
- Situaciones catastróficas alrededor de la pérdida (suicidio, accidente…)
- Duelos repetidos
- Aislamiento social
- Falta de salud física o mental previa a la pérdida
- Sentimientos de responsabilidad por la muerte
- Alta dependencia hacia la persona fallecida (edad, preadolescentes, individuos de más de 70 años)
¿Cuáles son las fases del duelo?
- Fase de Negación: la persona afectada por el duelo se niega a sí mismo o hacia su entorno que se ha efectuado la pérdida del ser querido
- Fase de Enfado, Indiferencia o Ira: estado constante de descontento por sensación de impotencia al no poder evitar la pérdida que ha sufrido. Suelen buscarse razones causales y sentimiento de culpabilidad
- Fase de Negociación: el paciente negocia consigo mismo o con el entorno, entendiendo los pros y contras de la pérdida. Se intenta buscar una solución a la pérdida a pesar de conocerse la imposibilidad de que suceda
- Fase de Dolor Emocional (depresión): sentimiento de tristeza por la pérdida. Pueden llegar a sucederse episodios depresivos que deberían cesar con el paso del tiempo.
- Fase de Aceptación: la pérdida se asume como inevitable. Supone un cambio de visión de la situación sin la pérdida. No significa que se olvide, se acepta la pérdida, pero no se olvida.
El acompañamiento, es crucial, en situaciones como:
- En el momento de comunicar la noticia de fallecimiento, postvención, accidente de tráfico, fallecimiento de forma súbita u otras situaciones
- Conductas de autolisis
- Acompañamiento en el final del proceso vital
- Intervención en menores con muerte de familiares cercanos
- Intervención con familias que han perdido a un ser querido inesperadamente.
- Proceso terapéutico en padres, profesores, centros escolares…
Factores de riesgo del suicidio
Según revelan los expertos, la conducta suicida no es hereditaria, pero si existe riesgo de heredar genéticamente ciertas enfermedades mentales que predisponen al individuo a este tipo de conductas suicidas. Por ello el primer que hay que llevar a cabo en pacientes con estos impulsos de suicidio es detectar la existencia de dichos antecedentes familiares, ya que solo así podremos reducir el riesgo de la conducta suicida por parte de paciente.
Es importante la detección de conductas anormales que puedan hacer saltar las alarmas sobre conductas suicidas que puedan desembocar en consecuencias fatales como puede ser el caso del suicidio adolescente o el suicidio infantil, ya que estos casos suponen los más duros golpes para las familias de los suicidas.
Para prevenir este comportamiento suicida y evitar un suicidio consumado (el que termina con la muerte de la persona que se suicida), es importante promover modos de vida saludables en el paciente, tales como:
- Práctica sistemática y regular de deportes
- Sexualidad responsable
- Hábitos de vida no tóxicos
- Desarrollo de intereses que promuevan un uso adecuado del tiempo libre
Entre los factores de riesgo a tener en cuenta a la hora de valorar el riesgo de muerte por parte del paciente, podemos clasificarlos en 4 grandes grupos:
Sociales:
- Tensión social
- Cambio de posición socio-económica
- Problemas con las redes sociales de apoyo
- Pérdidas personales
- Pérdida de empleo
- Catástrofes
- Aislamiento
- Exposición al suicidio de otras personas
- Violencia de género
Familiares:
- Funcionamiento familiar problemático
- Alta carga suicida en la familia
- Abandono efectivo y situación de desamparo
- Familia ausente o no existente
- Violencia doméstica
- Abuso sexual
Psicológicos:
- Pérdidas familiares
- Frustraciones intensas
- Ansiedad
- Depresión
- Baja autoestima
- Cambios de estado anímico
- Alteraciones del sueño
- Abandono personal
Biológicos:
- Trastornos metabólicos
- Factores genéticos de enfermedades psiquiátricas en 1º grado de consanguinidad
- Edades extremas de la vida, edades avanzadas, adolescencia
- Enfermedades y dolor crónico
- Enfermedades en fase terminal
- Trastornos psiquiátricos
- Deterioro cognitivo
Algunas afirmaciones sobre el suicidio:
Los hombres son más propensos a morir por suicidio, y además de formas más violentas como a través de un disparo. Sin embargo las mujeres tienen el doble de propensión a intentar quitarse la vida.
La mayoría de los intentos de suicidio no termina con consecuencias fatales para los que intentan cometer un suicidio consumado. Ello se da porque en la mayoría de casos de intento de suicidio son llevados de forma que es posible el rescate de la persona con conducta suicida. Este tipo de suicidios se suele considerar que suponen una llamada de auxilio por parte del individuo que trata de cometerlo.
Por otro lado, existen casos de personas que tratan de suicidarse de una forma que resulta menos probable que termine con consecuencias fatales para la víctima, tales como envenenamiento o sobredosis.
El suicidio durante años ha quedado excesivamente silenciado en el ámbito familiar, por el temor de marginación, rechazo y discriminación hacia los familiares. Sin embargo suele ser conocido a gritos en su contexto social e incluso familiar. Se convierte en un tema tabú que nadie habla, aunque los afectados necesitan ser escuchados y acompañados.
La superación de este hecho traumático requiere romper el silencio mediante el tratamiento a corto, medio y largo plazo, así como la ayuda de las asociaciones de familiares afectados.
Una pérdida de un ser querido siempre es un dolor que sólo se puede describir cuando vives esa pérdida. En cambio el suicidio, genera una culpa perenne en los familiares y allegados directos de la persona que ha decidido abandonarnos quitándose la propia vida.