En los últimos años ha crecido el interés por el estudio del impacto que han tenido a nivel mundial las Redes Sociales e Internet (RSI) y, en concreto, por la relación que jóvenes y adolescentes mantienen con esta tecnología. En España, los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística (2014) señalan que el 92% de los menores de 10 a 15 años son usuarios de internet.
La evolución y el éxito de las RSI proviene de la necesidad de comunicación que el ser humano tiene para su supervivencia, ya que este es social por naturaleza, y necesitamos unos de otros. Históricamente ha existido la necesidad y curiosidad de buscar diversas formas y estrategias de expresión, comunicación y relación, que ha ido evolucionando y transformándose
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) y Redes Social e Internet (RSI) se desarrollan a una velocidad exponencial, permitiendo una expansión y uso en múltiples ámbitos, pues su investigación y desarrollo es constante (Rubio, 2006). Algunos de los ámbitos más reconocidos son: social, lúdico, personal, educativo, laboral, económico, científico, de la salud… entre otros.
Este crecimiento ha presentado infinitas ventajas, pero también, y sin ánimo de anatematizar, revela problemáticas personales que afectan a diversas áreas de la salud psico-física-social de las personas, en especial entre adolescentes y jóvenes. Esta problemática se manifiesta mediante comportamientos y actitudes desadaptativos, alteraciones en el estado de ánimo, labilidad emocional, elevada tolerancia en los tiempos de conexión, rasgos de impulsividad y compulsividad en su uso o adicción a internet con su correspondiente síndrome de abstinencia y síntomas de dependencia.
A partir de las nuevas tecnologías de la comunicación e información, personas y objetos se conectan en cualquier momento y en cualquier lugar del mundo físico o virtual.