La virtud y el defecto de dedicase profesionalmente a la música residen en no poder disociar la propia personalidad con la profesión que se ejerce. En este sentido, la gestión emocional y mental que el músico profesional necesita para poder desempeñarse de manera plena es esencial
Esta asociación entre personalidad y relación con la música y, en mayor medida, la relación con el instrumento, se debe , primeramente, al largo tiempo invertido en lo que en un principio, es afición o “hobbie”. En ocasiones la educación musical comienza en la infancia y continua durante toda la adolescencia, en pleno desarrollo de la personalidad. El tiempo, esfuerzo, vivencias y responsabilidad requeridos para completar los estudios medios de música, compaginándose con la escolarización consecuente, hacen que cualquier joven músico con aspiraciones profesionales entienda como intrínseco a su personalidad profesionales entienda como intrínseco a su personalidad.
El estrés en los estudiantes de música un problema común
Pongamos un ejemplo; un joven que comienza una carrera universitaria después de haber aprobado y obtenido la nota requerida a través de una prueba común, anónima y global a todas las facultades, empieza una nueva etapa vital y educativa. En el caso de un joven músico, todas las pruebas de acceso a conservatorio a las que se presente serán individuales, personalizables y evidentemente subjetivas. Y lo más importante, esta subjetividad afecta directamente no sólo a las habilidades de ese estudiante, sino a él mismo, puesto que su personalidad está íntimamente ligada a la ejecución de su instrumento o su especialidad (englobamos aquí también la composición, dirección, canto, entre otros).
Problemas que suelen padecer los musico profesional
Habitualmente, los problemas que padece el músico profesional se producen en medidas que permiten seguir ejerciendo su propia profesión, pero no disfrutarla de manera plena: ansiedad escénica, estrés crónico, miedo al fracaso, síndrome del impostor, etc. No obstante, estos problemas menospreciados en primer lugar , han llevado a muchos profesionales a situaciones más delicadas como ataques de pánico, ansiedad y distonías musculares, llegando incluso al abandono del instrumento, temporal o definitivo. En todo caso, en mayor o menor grado, afectan de forma importante al músico, puesto que el nivel de apego que tiene con su profesión borra los límites de la problemática específicamente laboral con la personal y viceversa.
Conclusión:
Por esta razón, actualmente está creciendo exponencialmente la asistencia a terapia por parte de jóvenes estudiantes de música y profesionales ya asentados. La toma de conciencia en este ámbito, aprender a gestionar la relación entre el propio individuo y su profesión-pasión, y superar los obstáculos profesionales-personales es fundamental para asegurar la excelencia profesional y el bienestar emocional de todo músico.